Conocí a Juan Antonio Tello hace ya unos cuantos años. A qué velocidad pasa el tiempo. Sabía de él por sus estudios sobre la obra de Félix de Azúa, sus primeras traducciones de Vian y lo descubrí como enorme poeta a través de Páramo (Premio Delegación del Gobierno de Aragón, Aqua, 2007) o de su Umbrales de Rimbaud (Eclipsados, 2012).

Y nuestro lector se preguntará si es necesario hablar tanto del traductor, y la respuesta es que sí, que la manera en la que nos llega un texto y cómo la recibimos depende de las virtudes del traductor y de su tono poético. Juan Antonio Tello es junto a Abel Murcia, Martín López Vega, José Luis Piquero, Xavier Farré, Gerardo Beltrán o Jordi Doce la respuesta a una necesidad que todos tenemos: leer aquello que está escrito en otras lenguas, ampliar nuestros horizontes y así ser más libres.
Esta Poesía completa de Vian recoge dos décadas de creación y, aunque el espíritu poético del autor aparezca también en otras obras, nos ofrece un espectacular espacio en el que soñar junto a la mente «otra» que desde el margen» se hizo infinito. La edición bilingüe editada por la imprescindible Renacimiento es el mejor modo de atravesar el otoño.
Por Nacho Escuín